Welcome!

Un espacio más, un espacio menos... el objetivo es reflexionar, entender, plasmar y actuar...

¡Welcome!
By: WcarTehe

miércoles, 2 de febrero de 2011

Las Cartas sobre la mesa en discriminación de género, cultura y educación, siglo XXI, México.

.Con respecto a la lectura 3, “Cultura y Educación de un mundo global”, quiero hacer hincapié en el tema relacionado con cultura, educación y discriminación hacia las mujeres. ¿Por qué? De acuerdo con el tiempo vivimos el siglo XXI, sin embargo en México con respecto a este temas no se ha visto un avance, y quiero hacer relevante este país puesto que mi vida ha sido desarrollada aquí y por vivencia tengo más de qué hablar, en comparación de otros, aunque quizá en otros países sea peor la situación con respecto a esto.
Primeramente, la educación en México se ha visto debilitada por el desinterés por parte de la sociedad en general (ciudadanos y autoridades correspondientes), puesto que el hambre de conocer, aprender y crear existe en muchos de los niños y niñas, así como de los jóvenes y adultos, porque quieren desarrollarse plenamente, sin límites, y así obtener de cierta forma una calidad de vida mejor a la que tienen respectivamente.

Sin embargo las ideologías de México son muy influyentes en la educación, se encuentre llena de ataduras por ser mujer u hombre, ser católico o no, ser extranjero o mexicano, etc. En Puebla podemos ver muchas escuelas con ese tipo de “límites” que a pesar de las barreras que imponen el hombre y/o mujer que quiere estudiar en cierto lugar, debe abstenerse de sus propias ideologías, en la mayoría de los casos, y adoptar las que se establecen para poder obtener una “buena educación” y es entonces donde se desvía el objetivo de la enseñanza académica, a sólo un impuesto a pagar por el “querer aprender”.

Tomando en cuenta las palabras de Xavier Besalú, “…la escuela es un instrumento que la sociedad pone al servicio de las personas (para ayudarlas a crecer, para estimular su desarrollo, para incorporarlas paulatinamente a la sociedad establecida) y de sí misma, para garantizar su propia supervivencia, para preservar un patrimonio común, fruto de múltiples herencias, para compartir un proyecto de futuro en el que todas las personas se sientan libres e iguales, para poder vivir y convivir con los máximos márgenes de libertad individual y colec­tiva posibles sin romper por ello la mínima cohesión necesaria…”, es evidente que estaba en lo cierto la escuela ha venido adoptando un fin distinto, a pesar de la “evolución de valores” en los hombres.

En segunda parte encontramos como influencia en el desarrollo como persona, como ser humano, la cultura, de donde extraemos la controversia sobre las distintas delimitaciones de ésta entre los diversos universos culturales, citando esta vez, lo siguiente “…la cultura es conocimiento, capacidad y actitud de que dispone toda persona humana para desenvolverse en su vida. Por eso, nadie pertenece a ninguna cultura, más bien es la cultura la que pertenece a las personas, que la pueden usar y recrear de la manera que estimen oportuno a lo largo de sus vidas, y es precisamente esa utilización la que les va a hacer semejantes a otras personas y la que va a establecer diferencias con otras…” Es para mí de gran relevancia ésta, puesto que es eso, la cultura la actitud de cada persona para desenvolverse, los gustos, las ideologías, las creencias, etc., todo eso es lo que crea la cultura de cada uno. Aunque históricamente la educación haya sido utilizada para, como menciona el autor, fortalecer la conciencia nacional y así transmitirla, no ha sido más que una herramienta política. La educación está en contraste con la cultura porque depende mucho del razonamiento de cada uno para poder, posteriormente adquirir nuevos conocimientos, sin tener l creencia que lo nuevo hace daño y lo viejo es lo seguro. En México tiene que ver mucho la forma de entender cultura, puesto que, especialmente, en zonas rurales, se cree que una costumbre es cultura, por ejemplo, que la mujer fue hecha para los labores domésticos y la crianza de los menores, estando en pleno siglo XXI ese pensamiento persiste y en con gran fuerza; lo que hace que en estricto rigor la mujer no tenga ojos para otra cosa más que para el hogar y los deberes dentro de la misma, sin tener aspiración a estudiar, a conocer el mundo, puesto que “la cultura lo marca así”.

Es increíble pensar que, dejando un poco atrás la zona rural, en plena ciudad en desarrollo, en Puebla existan escuelas con un estricto orden social, donde se separa el estilo de enseñanza tanto para hombres y mujeres, por la creencia religiosa, o por otros motivos que a mi parecer son absurdos; cuando sin embargo la cultura de la educación debería ser otra.

Ahora bien, retomando un poco más el tema de cultura, se tiene la creencia dentro del pueblo mexicano (repito, por no mencionar otro país, sino por propia experiencia), se cree que los hijos son la sombra de los padres con respecto de ésta –cultura-, sin embargo como ya se había mencionado, esto es totalmente erróneo, en parte y en parte no.

Puede ser cierto en la postura de que, por ejemplo, no ponemos en los zapatos de un infante, quien “quiere ser como papá o mamá” tratará de imitar todo lo que conlleva a su persona, tomando en cuenta su cultura, sin embargo cuando éste entra en una etapa más autónoma e independiente de creer lo que más le agrade, es entonces cuando crea su propia cultura, y es entonces cuando da un cambio, en algunas veces radical, hacia la cultura de la base de la sociedad –de la familia-, puesto que en un inicio es deber de los padres orientarnos y ayudarnos a elegir, y tomar nuestras propias decisiones, dando así como resultado la educación de los padres para la responsabilización de sus propios hijos sobre sus actos.

Retomando el último tema de este comentario, sobre el derecho de la mujer, en el campo de la educación, de la voz y libertad de expresión y acción; es necesario recordar las palabras de Alicia Miyares, “…el acceso a la educación no está garanti­zando el derecho de las niñas y mujeres a recibir una educación no diferenciada…”, ¿qué tanto de cierto tiene esto? A mi parecer mucho, porque, volvemos a la educación y la cultura, pero en especialmente a la creencia de superioridad del hombre sobre las mujeres, que lo único que ha desencadenado es un feminismo masivo, dando como resultado violencia, puesto que por querer hacer valer los derechos de las mujeres y por ahora dar “una probadita de sus propio chocolate” a los hombres, las mujeres hacen lo posible y hasta lo imposible por hacer valer sus derechos, que en ocasiones los exponen por vías violentas, al tener así la superioridad ahora, sobre el hombre.
El hecho de que los niños y niños tengan acceso a la educación, no quiere decir que sean educados de la misma forma, todo se ve desde la forma en que el profesorado enseña al alumnado, en ocasiones ofenden al sexo apuesto hacia él, y de cierta forma implan esa misma creencia y/o postura ante la sociedad, en la parte que tiene ganas de conocer; posteriormente vemos en las escuelas que la mayoría de los puestos directivos están ocupado en una totalidad por el sexo masculino, mientras que el sexo femenino, se encuentra atrás de una máquina tomando nota de la administración de la institución o dando clases dentro de un aula, o hasta atrás de un mostrador dando los alimentos para los alumnos; la cuál en mucha ciencia cierta, como menciona la autora se ha ido debilitando “el fin de la función educativa es desarrollar actitudes, valores y capacidades que permitan la construcción de una identidad personal y social no condicionada por la ideología, normas y estereotipos sexuales”

Y es así, concluyendo, cómo imperceptiblemente la cultura ha sido objeto de discriminación hacia la educación, aunque no sólo en este campo, a las mujeres, como lo menciona Montserrat Boix, puesto que en nombre de la cultura se limita, hasta el derecho a la vida.


Wedoline Téllez Hdez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario